Uno de los males más penosos y, sin duda, que
más afectan en la autoestima de los hombres, es la
impotencia sexual
masculina o también llamada
disfunción eréctil.
La anterior se define como la incapacidad de obtener una erección o mantener la
misma durante el
acto sexual, lo cual podría resultar incómodo e
incluso causa trauma para el hombre en cuestión. Además, en algunos casos,
podría inclusive acarrear problemas en el matrimonio o en la convivencia del
día a día con la pareja.
Es importante recalcar la diferencia entre otro tipo de males que también suelen
presentarse en algunos hombres, como pudiesen ser en algunos casos la falta de
deseo, los
distintos tipos de eyaculaciones o, mejor dicho,
alteraciones en la
eyaculación masculina, ya sea prematura,
retrasada o la no presencia de la misma. También hay ciertos tipos de casos más
delicados y específicos que incluyen daños en el órgano o trastornos en el
mismo.
Cabe ser redundante y crear énfasis importante en esto: la
impotencia
sexual masculina o disfunción eréctil, no es una enfermedad, sino un
síntoma. Dentro de diversas investigaciones realizadas se han constatado
algunos de los factores que podrían provocar este problema, desde la
afectación
a vasos sanguíneos y nervios, los cuales son los indicados para
realizar dicha función, inclusive por problemas con el cigarro o tabaquismo,
diabetes, por cuestiones de la edad misma, hipertensión, sobrepeso u obesidad.
Dentro de todos estos factores, las
enfermedades cardiacas son
uno de los factores más importante a mencionar.